
¿Será esta la pregunta? Porque ahora los comunicadores que trabajan para los medios poderosos y son acérrimos opositores de nuestro gobierno ( mas que los políticos), se preguntan qué pasó, qué no entendieron, en qué fallaron, para estar tan lejos de una comprensión más o menos veraz sobre las elecciones del 23 de octubre.
Las preguntas se parecen a una disculpa desde unas posición de inocencia que no es tal.
Intentaron modificar la realidad, creando un país a la medida de sus intereses. Algunos inclusive escribieron libros de 200 páginas (en venta en cualquier librería a 70 o 80 pesos), explicando las motivaciones de la caída del ciclo K, cuando nada de esto había ocurrido ni ocurriría.
El asombro de los oyentes y lectores de los distintos medios hegemónicos frente al resultado de las primarias, estaba justificado ya que recibían un bombardeo de información deformada sobre la marcha del país.
El gobierno trabajó muy bien en la trasmisión de las obras desarrolladas, aunque en medios menos poderosos que los opositores, que jamás mencionaron nada que pudiese arrimar algún voto al oficialismo. Nunca.
Decía el ex presidente Arturo Illía, de quien don Raúl Alfonsín no aprendió nada: "poco hemos usado nosotros la propaganda oficial. La libertad total de información que existe en la argentina ha sido más bien empleada permanentemente para combatirnos de manera constante y contumaz". Los Kirchner aprendieron.
Podríamos dar infinidad de ejemplos sobre cómo actuaron estos medios opositores, pero en referencia al título de la nota debemos indagarnos, hacer autocrítica y cuanto mas sincera, mejor; ya que tenemos que decidir qué hacemos con todo esto. ¿Seguiremos como si nada ?, ¿seguiremos leyendo y escuchando a estos mentores de la desgracia?, ¿ seguiremos siendo cómplices o acompañantes de la mentira ? Creemos que es hora de abandonarlos, de dejarlos solos en su lucha personal contra ellos mismos y estar atentos para que no nos jodan. No seamos el eco dócil de su mala leche. Escuchemos a tanta gente valiosa que entrega su voz de alerta superadora. Acerquémonos a ellos. No prestemos nuestros oídos a los que, cargados de odio, nos endilgan ese odio a nosotros y deseosos de que todo salga mal nos califican de soberbios. Decía Arturo Jauretche: "la multitud no odia, odian las minorías. Porque conquistar derechos provoca alegrías, perder privilegios, rencor."
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