sábado, 26 de noviembre de 2011

El dolor de ya no ser


Esta nota ha sido largamente discutida y ha generado la mayor cantidad de intercambio de opiniones, dentro de La madre..., hasta el momento. Fue hecha y rehecha infinidad de veces, e inclusive las cinco hojas completas de datos e información rescatada de vivencias personales fueron destruidas y arrojadas a la basura y todo esto en haras de la simplificación de una historia que lleva casi 80 años.
Pero claro como sucede en tantas ocasiones, el núcleo de la cuestión estaba ahí, sin poder verlo. Posiblemente, por el afán de no ser repetitivos, no nos dimos cuenta que era inevitable serlo.
Como decía el personaje de Urzula Iguarán en Cien años de soledad del genial García Márquez, cuando, inhibida del sentido de la vista, comenzó realmente a ver y concluyó que el mundo nunca avanza sino que gira y vuelve siempre al mismo lugar, refiriéndose a los hechos de la vida.
Ya hablamos del libre intercambio comercial entre Inglaterra y los países que componían el virreinato del río de la plata, cuya desigualdad incrementaba día a día la pobreza de los argentinos y de los habitantes de nuestros países hermanos. ¿ Que hubiera resultado de la aprobación del ALCA, o sea el libre intercambio comercial con EE.UU., de no haber sido resistida por los líderes de nuestra región?. Exactamente lo mismo, no puede haber intercambio entre países desarrollados y países en vías de desarrollo porque los primeros se lo degluten.
Esto le paso a España, país retrasado en relación a la mayoría de los países de la comunidad, inclusive de nosotros en aquella época, hablamos del año 1982, aproximadamente. La inversión que hicieron los países comunitarios fuertes en España para su modernización, especialmente en transportes, comunicación, caminos y rutas fue de 70000 millones de euros. Una nadería para convertir a España en un miembro de la comunidad y guardián de la inmigración africana por el sur, y por supuesto, una pequeña inversión para las ganancias que dejaría el libre intercambio comercial que era condición indiscutible para el ingreso.
España un país dependiente del turismo y luego de la integración europea, de la construcción, se derrumbo con la caída de la burbuja inmobiliaria que se inicia en EE.UU.
Es entonces que reciben prestamos por miles de millones de euros para salvar a los bancos y que incrementa la deuda del pueblo a cifras imposibles de pagar. ¿Qué queda además de una deuda que representa el 140% del P.B.I y una desocupación de cinco millones de personas? Nada o mejor sólo lo que le dejan tener los poderosos, (ni siquiera han podido evitar la venta de una importantísima empresa estatal, aunque lo intentaron, que paso a manos de Alemania, sin contar aquellas sobre las que no se hizo nada por no venderlas), a riesgo de ser enérgicamente sancionados. Y además un gobierno del partido popular que por orden del F.M.I y de Ángela Merkel de Alemania profundizará la desgracia del pueblo y el asombro de los españoles que no entienden al igual que nosotros en la época del menemato por qué cayeron como tampoco por qué crecieron.
Este derrumbe no ha sido mayor por las grandes ganancias de sus empresas en el mundo, especialmente Argentina, Brasil y México que publicitan sus productos y servicios instando a la tranquilidad de los españoles ya que sus ingresos vienen del exterior.
No importa de que país provenimos, todos somos proclives a la ensoñación que producen los cantos de sirena de los que más tienen, por la ilusión de poder ser como ellos, en esa ingenuidad esta basada la estructura de la ambición y de nuestra propia derrota.

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