jueves, 8 de septiembre de 2011

Disquisiciones universales al pasar por la puerta del Banco Nación



El siguiente es el texto encontrado en un trozo de papel en el piso de la peatonal de Florencio Varela. Su autor nos es desconocido, no obstante nos tomamos la atribución de reproducirlo para nuestros lectores. Falta la primera parte.

"… por eso a mí los pobres me importan tres carajos. Cuando me detengo en un semáforo y una inocente criatura se pone a revolear tres pelotitas por el aire, lo mando a laburar. A él y a sus padres. Si el “artista” es un rasta amigo del faso, lo insulto sin más. De nada sirve mandar a laburar a un tipo con esa facha.

Que le den la asignación por hijo a gente así me da asco. Es cierto que cuando en los noventa se hablaba de desempleo yo miraba a Europa y elogiaba su sistema social. Pero lo que en Europa me parecía un estado responsable, ya sin el prisma del Atlántico por medio, me parece un reproductor de vagos y ladrones. ¿Cómo reciben plata si no trabajan? Ahora la yegua les aumentó a 270 pesos (que pagamos todos). ¡A los vagos que no trabajan! Algún zurdito medio intelectual me comenta que la ruptura del tejido social, de la industria, de la cultura que se sufrió durante 15 años no puede arreglarse en un santiamén. Je je. Boludeces. Si les dan plata no van a trabajar nunca, porque si laburan pierden el subsidio. Alguien me dice que no (un voluntariosos militante K, seguramente), que la característica de la asignación universal es que no se pierde al conseguir trabajo, porque es la misma asignación que tienen los trabajadores. Bueno, pero los trabajadores la reciben a cambio de sus prestaciones laborales, se rompen el culo todo el mes para cobrarla, eso fue toda la vida. El militante se fue pero un tipo bajito con pinta de garca me dice que las asignaciones famliares históricamente representan un retorno del estado hacia el ciudadano para mejorar el poder adquisitivo y recibirlo es un beneficio y no representa remuneración alguna, y por supuesto (agrega) que no fue así toda la vida.

Claro que lo que no dicen es que los punteros políticos se quedan con el 10 por ciento de esta plata y así siguen amasando sus cuantiosas fortunas. Ah, acá me comentan que la tramitación es personal y no se hace mediante una organización como ha pasado con los planes y las cajas y ese tipo de subsidios.

Me alejo de tanto sinvergüenza que se mete en mis pensamientos con sus ideas populistas. Qué sabrán ellos. Me hablan de solidaridad. Me importa tres carajos la solidaridad, que haya generaciones enteras marginadas de los sectores productivos por una política educativa, económica y laboral devastadora, me parece una idiotez que no justifica que les den 270 pesos de mi bolsillo.

Caminando por el centro veo a estos pobres (Nota de La madre de Dorrego: el original dice “negros”) comprando arroz, carne, fideos, zapatillas, televisores; y me doy cuenta de algo sustancial: como estos tipos no tienen plata y viven al día, todo lo que tienen se transforma en consumo, con lo que, mientras el 21 por ciento vuelve al estado por impuestos, el 79 restante moviliza la economía de toda la sociedad y permite que almacenes, negocios de ropa, taxis, fabricantes de sanitarios, jugueterías, etc; sean los beneficiarios definitivos de esa asignación. La verdad que visto así me doy cuenta de que de allí recibe el dinero mi empresa para pagarme el sueldo y que de no ser por este dinero, tal vez muchos comercios de la periferia estarían en vías de extinción. Así sí, me gusta que el estado reconozca a los que verdaderamente queremos contribuir con el crecimiento de esta bendita nación."





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